Tuesday 31 May 2011

Embotellando

El otro día decidí por fin embotellar el vino de flores de diente de león. Para ello había estado guardando las botellas de cristal del vino normal (si bebía demasiado, no es que sea un borracho y me encante el vino, no, es que me hacían falta las botellas) y los corchos. Las botellas las esterilicé en el horno, las puse con el horno apagado y calenté hasta 150º, las deje a esa temperatura 10min aprox. y luego apague el horno y deje que se enfriaran. Los corchos los herví 10min. Con un tubo de plástico hice sifón y llene las botellas hasta casi llenas, deje un espacio de unos dos dedos.

Hasta aquí, todo bien (bueno, salpiqué un poco pero tampoco pasa nada). El problema fue al intentar poner el corcho en las botellas. Con el agua los corchos se habían expandido y, claro, no cabían bien en las botellas. Para esto se inventaron las maquinas para poner corchos, pero la que tengo yo esta muy mal y no se puede usar todavía. En fin, con algo de habilidad pude meter un par de corchos y, con una tabla de madera a modo de martillo, (mi intención era ser algo delicado, la otra opción era usar un martillo de verdad...) pude meter el corcho hasta una distancia aceptable. En otras botellas puse un corcho con plástico de eso que se cogen de las botellas de manzanilla.

Como podéis ver por la foto, no quedó mal del todo.


Vino de flores de diente de león, cosecha del 2011.

Y ahora falta la parte más difícil, otra vez, que es esperar. Mínimo seis meses, y si al probarlo a los seis meses no está bien se deja otros seis mas. Hay que armarse de paciencia... Mientras tanto abriré otra botella de vino de uva comprado, es por ir guardando botellas para el siguiente lote.

Wednesday 18 May 2011

Viva el vino

La verdad es que ahora puedo admitir que la cerveza de ortigas me ha salido mal. Bueno mal o fatal, como se quiera describir una cerveza que no se puede beber, porque al día siguiente te quieres morir. Puede que sea el nivel de alcohol, o la cantidad de ácido que le puse, no lo se, pero que pocas ganas de volver a beberla...

Curiosamente esto no ha hecho que se me quiten las ganas de fermentar mas cosas. Ahora tengo en la cocina unos 5 litros de hidromiel y otros 5 litros de vino de flores de diente de león.

5 litros de vino de diente de león, en plena fermentación.
Además me he permitido el lujo de comprar un par de airlocks, que es lo que se ve encima de la garrafa, que deja salir el CO2, subproducto de la fermentación, pero no deja entra el aire, con sus bacterias y sus levaduras contaminantes. Como es el nuevo juguete que tengo, he hecho un video del airlock en uso.


Ahora están acabando de fermentar y luego hay que embotellar y dejar madurar mínimo seis meses. Ya contaré como salen.

El problema es que ahora tengo ganas de fermentar todo lo posible. Hay recetas en Internet de vinos de tomate, de plátano, de moras, incluso hay recetas (fíjate que cosas) de, ¡vino de uva! :-)

Mi padre solía comprar vino a granel y embotellarlo, y ya he aprovechado su oferta y le he robado un par de garrafas y una maquina para poner los corchos a las botellas. Esta ultima es muy bonita pero esta bastante mal y hay que restaurarla. Ya os contare como queda todo, si mi novia me deja hacer mas vino, que por ahora, al parecer, ya he hecho bastante y me tengo que dejar de historias...

Cosecha de guisantes

Durante el invierno todo lo que he tenido en la huerta han sido un par de lechugas, algún brocoli (que no se están portando bien y no crecen) y bastantes guisantes. Esto es no solo porque nos gustan los guisante y se supone que crecen en invierno, sino por que además te fertilizan la tierra solo por estar ahi. Todo el invierno he estado con duda de si iban acrecer mas de un par de centímetros, que es como han estado la mayoría del tiempo. Además este invierno ha sido frío, con heladas, nieve, de todo.

La cosa mejoró y los guisante se están portando bien y hemos estado recogiendo, pero curiosamente ninguno ha salido de la huerta, se cogen y ahí mismo se comen. El otro día, por fin, recogimos un puñado, los sacamos de la huerta y los pusimos en una ensalada.


La primera cosecha de guisantes.
Y es la primera cosecha, porque, aunque llevamos un par de semanas comiendo en la mata es la primera vez que salen de la huerta. Es sí, no duraron ni diez minutos.

Tuesday 17 May 2011

Tomates

El invierno pasado cuando ya teníamos el congelador lleno de tomates, varios tarros de chutney de tomate y ketchup decidimos no hacer nada con los que estaban verdes. La idea era ver si le daban tiempo a madurar antes de las heladas. La idea no salio bien. Llegaron las heladas, las matas de tomates se quedaron tan mustias que daban pena verlas, y los tomates incomibles. Si estoy en las mismas este otoño, haré chutney o mermelada de tomate verde.

La compostera estaba llena por lo que decidí enterrar los tomates en el bancal para que se convirtieran en compost ahí mismo. Durante invierno todo fue bien, a veces el perro tenia demasiado interés y olia el bancal con lo que considerábamos demasiadas ganas, pero nada exagerado.

Esta primavera, me fije que estaban saliendo lo que parecían malas hierbas, que siendo algo vago (y teniendo el resto de la huerta igual) las deje crecer. Al rato me di cuenta que no eran malas hierbas, sino plantas de tomates: había convertido el bancal en un semillero de dos metros.

Semillero de 2 metros.

Este fin de semana he transplantado unas 20 plantas de tomates para que tengas su espacio y crezcan bien y me den tomates tan buenos como los del año pasado.


Plantita de tomate transplantada.
Por si acaso, también he plantado unas semillas de tomate, ya que, aunque espero que la segunda generación sea tan buena como la primera, me gusta tener un plan B.